Por: Katherine Gerena
Tres años pasaron desde la última vez que escuchamos del proyecto de Faith Coloccia con el álbum The World Unseen, un tiempo donde bastante cosas cambiaron: vimos a Coloccia participar en un proyecto musical con su esposo Aaron B. Turner (ex-Isis/SUMAC/Old Man Gloom) y diferentes artistas como Jussi Lehtisalo (CIRCLE), Tomi Leppänen, Nate Newton (Converge/Old Man Gloom), bajo el nombre de Split Cranium; también la vimos colaborando en el álbum See Through junto Aidan Baker y Jon Mueller. Pero la más importante colaboración de todas esta es la que le durará a Faith toda su vida: la de ser madre.
Hace poco me había estrellado accidentalmente con una columna la cual decía que el trabajo de maternidad (y paternidad, digamos que también) es una labor que consume demasiado tiempo y te mantiene lejos de tus actividades que comúnmente sueles desarrollar. Sabemos perfectamente que la labor de madre cambió la profesión y ella se dedicó todo este tiempo a criar el primer hijo (que ya debe tener alrededor de 2 a 3 años de edad) de esa unión matrimonial. Siempre he sabido que la vocación como aptitud (¿podríamos decirle así?) a la hora de optar por ser madre o padre -con mayor presión y responsabilidad la primera que la segunda-, no es para todo el mundo. Pero lo que sí sabemos es que quienes comparten el común sustantivo de tener un hijo(a) sabe perfectamente el significado tras la frase del «amor verdadero y desinteresado».
Faith Coloccia en The Brilliant Tabernacle trae un aire diferente a la oscura melancolía que le habíamos visto en su penúltimo álbum de estudio, y por medio de este último trabajo que contiene desde percusiones, baterías y un toque folk por medio de flautas, quiere mostrarnos esa energía desconocida por muchísimas personas -me incluyo- en el arte de dar vida, puesto que su hijo ha sido su mayor combustible e inspiración tras este disco. Coloccia extiende su invitación por segunda vez consecutiva a su compañero de vida, Aaron Turner, para que le ayude en la producción de este trabajo que carga con un sentimiento emotivo para ambos de ellos.
Coloccia previamente se había referido a su proyecto Mamiffer como «psicodelia sin drogas y espiritualidad sin el dogma de la religión», y este disco hace el perfecto juego con la frase, basta solamente con observar el título del álbum para darnos cuenta que es un viaje introspectivo que logra la comunicación interna, convivencia y espiritualidad entre dos factores que ella ve esenciales: su hijo como la esencia y presencia de un Dios, y la naturaleza como la biología y el arte del milagro.
El tabernáculo, como traduce y según la biblia, fue un lugar donde se manifestaba la presencia de Dios; estaba diseñado en forma de una tienda de acampar y con el objetivo que se pueda trasladar junto con el pueblo de Israel se moviera. El tabernáculo mostraba el deseo de Dios de habitar en medio de su pueblo. Es evidente que el tabernáculo para Faith Coloccia y Aaron Turner durante este tiempo ha sido la creación, nacimiento y experiencia que han tenido con su hijo y ellos como la figura de padres; la imagen religiosa que les ha dado suficientes razones para creer y saber que no importa cuánto crezca o se separe este ser: el deseo de vivir con ellos trascenderá todo el tiempo y todas las fronteras.