Por: Fernando Escobar
Kanye West ya no necesita presentación. Su carrera se ha construido a base de su genio musical, la picardía de sus letras, su impulsivo comportamiento y sus constantes escándalos dentro y fuera de la industria musical. Sin embargo, los últimos meses lo han puesto en un auténtica tormenta de mierda: sus problemas financieros, su adicción a opioides y los fármacos, su diagnosticada bipolaridad (que es ironizada en la portada del álbum), su cuestionada salud mental y la oleada de críticas de sus pares, sus fans y el público en general luego de su abierto apoyo a Trump. Kanye siendo Kanye, lo normal; pero el giro musical y temático en ‘Ye’ resultó totalmente inesperado; sobre todo sus últimas dos producciones en las que no se cansaba de inflar su ego (The Life of Pablo en 2016, y Yeezus en 2013).
Este parece ser el Kanye más consistentemente humano e íntimo. Parece haberse refugiado en el estudio y haberse encerrado en el huracán que tiene por mente, sobrevenido a las tempestades de su psique y haber encontrado cierta luz para plasmar en un proyecto. ‘Amor’, ese parece ser el tema en este álbum que, de hecho, otroramente iba a ser titulado Love Everyone (si es que hacía falta ser aún más explícito). Amor por uno mismo, amor por quienes sobreviven contigo a la tragedia, amor por la competencia… Una filosofía de vida que parece está transformando a Kanye en un rapero un poco más sabio, más autoconsciente y más preocupado por el legado que deja para su descendencia y el mundo en general.
Si algo amo de ‘Ye’, es su brevedad y la sensación de estar experimentando a un Kanye distinto. Desde el primer momento, la cálida y emotiva producción de Francis and the Lights te recibe con la personal “I Tought About Killing You”, en la que Ye discute su turbulento estado mental y su trastorno de bipolaridad que lo ha llevado a estar entre la espada y la pared; pero su resolución es un mantra simple: amate a ti mismo y aprende a amar al mundo para enseñarle a amarse a sí mismo.
En este paso de reflexión y autovaloración, Kanye atravesó un periodo de depresión y adicción a los narcóticos que relata en el siguiente track: “Yikes”. Paralelamente ocurre “All Mine” que parece ser un punto dedicado al deseo, la lujuria y la infidelidad. Interesante que el tipo casado con Kim Kardashian y con un pasado repleto de escándalos y excesos sexuales tome un espacio para ironizar y obtener conclusiones de la realidad sexualizada en la que está sumergido. Ambos tracks lucen como un punto de inflexión entre el pasado y el futuro de Kanye. Un nuevo amanecer que parte de la reconciliación con el ayer, algo que se expresa implícitamente en “Wouldn’t Leave”, un track infeccioso y personal (con colaboraciones de PARTYNEXTDOOR y Ty Dolla $ing) en el que Yeezy recuerda dos momentos que sacudieron la vida de su familia: el bache financiero que atravesó recientemente y la difusión pública sufrida luego de sus declaraciones sobre la esclavitud. Una canción de amor para Kim disfrazada como un canto a la imperfección propia. Kanye agradece a su esposa por permanecer a su lado a pesar de sus meteduras de pata.
En medio del álbum, hay dos momentos que rompen con la temática y la narrativa. En primer lugar, “No Mistake” es un track breve pero directo a la yugular de Drake, es la respuesta de Ye para los recientes ‘disparos’ que el rapero canadiense lanzó hacia él en su reciente tiraera con Pusha-T (colaborador y amigo cercano de Kanye). Sin ser la respuesta más sobresaliente, al menos Kanye se declara listo para arrojar golpes de ser necesario. El segundo es la inmediata, vacía e intrascendente colaboración con Kid Kudi en “Ghost Town” que no es más que un comercial poco emocionante para el próximo álbum colaborativo: Kids See Ghosts. Aunque he de decir que el outro interpretado por la cantante y liricista 070 Shake es genialmente interpretado y demasiado infeccioso como para intentar brincarlo.
El punto final de este interesante proyecto llega con la peculiar e inesperada “Violent Crimes”. Un track en el que el Kanye sabio, maduro y ‘redimido’ se presenta oficialmente interpretando una canción para sus hijas, advirtiéndoles del peligro que corren en un mundo repleto de “monstruos, proxenetas y pervertidos”. Temeroso de que sus hijas sean víctimas de abuso y sean consideradas como simples objetos de deseo, Kanye se da cuenta de que el karma lo persigue debido a la manera tan violenta en que trataba a las mujeres en el pasado. La canción cierra con una lágrima de arrepentimiento y una sonrisa de optimismo por un mejor porvenir que Kanye busca construir con su arte para su familia y para el mundo entero.
Ye es un álbum que tomará tiempo digerirlo, afrontarlo y rankear dentro de la discografía de Kanye West. Es sin duda uno de sus mejores trabajos recientes, un álbum repleto de confesiones, aspiraciones y un vistazo a la confundida y tan criticad visión de un hombre que ha definido tendencias musicales y escrito su nombre en los libros de historia (para mal y para bien). Me atrevo a decir, que está por crear olas de nuevo y que este año habrá de convertirse en un periodo muy exitoso para el Sr. West